“El mestizo no fue un hecho, fue un proceso, y fue un proceso a menudo violento”, afirmó Ospina frente a un auditorio repleto de asistentes interesados en sus perspectivas. Ésta no fue una mera charla teórica; los dos escritores, cada uno representando una esfera cultural de su respectiva orilla del Atlántico, se sumergieron en un análisis profundo del pasado compartido que une a América Latina y España. Ellos reflexionaron sobre el mestizo como un símbolo de tanto herencia como conflicto.
En su intervención, Ospina resaltó que esta compleja mezcla cultural “no fue el resultado del amor sino a menudo la imposición,” subrayando la violenta realidad detrás de la formación de identidades mestizas. “No hemos terminado de pensar en las consecuencias de ese mestizaje. Hay muchas heridas abiertas aún,” continuó, lo que evidenció la necesidad de una comprensión más profunda sobre este fenómeno, que va más allá de una simple narrativa de fusión cultural.
Por su parte, Castany subrayó que el término «mestizaje» posee una dimensión ideológica importante, señalando que a menudo se presenta como un concepto que busca reconciliar a la humanidad con su pasado, pero que en ciertos contextos también puede servir para ocultar la violencia subyacente que marcó esos procesos. “Pensar en el mestizaje es incómodo porque no hay héroes claros,” sostuvo Castany, destacando que es un reto necesario asumir, ya que plantea interrogantes sobre cómo podemos imaginar nuevas formas de comunidad en el presente.
Ambos escritores coincidieron en la esencial necesidad de mantener abierta una conversación transatlántica sobre las raíces coloniales y cómo estas influyen en la realidad actual. La preocupación por la herencia cultural y los vestigios del colonialismo es un tema que sigue vigente, y que invita a la reflexión crítica. “Hemos heredado un lenguaje común, pero no necesariamente una historia común,” advirtió Castany, lo que resalta las diferencias y similitudes complejas entre las culturas que se dialogan.
Este diálogo enriquecedor se llevó a cabo en el Auditorio del Pabellón de España, un país que actúa como invitado de honor en esta edición particular de la feria, cuyo cierre está programado para el próximo domingo. El evento ha sido un espacio propicio para el intercambio de ideas y la exaltación de las letras, permitiendo que voces como las de Ospina y Castany amplifiquen sus reflexiones en torno a temas tan relevantes y contemporáneos.