Una coproducción de Colombia-México presenta «heridas abiertas» de violencia por territorio.

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María Julia Castañeda

Ciudad de México, 17 de abril (Efe).– En el contexto contemporáneo y preocupante de la violencia en América Latina, México y Colombia se enfrentan a «heridas abiertas», manifestadas a través de la dolorosa realidad de la desaparición y la violencia que sufren quienes se dedican a proteger la tierra y los recursos naturales. Esta reflexión proviene del cineasta colombiano Santiago Lozano, quien habló sobre su impactante película «Vi tres luces negras», que narra la angustiosa travesía de un padre buscador que se adentra en la densa jungla colombiana, la cual está bajo el control de diversos grupos armados, guiado siempre por el espíritu de su hijo desaparecido que le anuncia su inminente muerte.

Con el estreno de esta cinta programado para este jueves en los cines de México, coincidiendo en su lanzamiento con el Día de la Tierra, que se celebra el 22 de abril, Lozano reveló que una de las motivaciones fundamentales detrás de la coproducción de esta película entre México y Colombia fueron ciertos «buques comunicadores» de cuestiones compartidas entre ambas naciones. A través de la asociación entre producciones cinematográficas colombianas y la compañía Malacosa Cino de México, se buscó crear un puente que conectara las realidades sociales y ambientales de los dos países.

El cineasta comentó: «Estábamos intentando establecer un diálogo a partir de miradas en torno a la explotación de la tierra, la desaparición forzada, la violencia y, especialmente, la manera en que la ritualidad y la espiritualidad, junto a esa conexión ancestral con el territorio, funcionan como formas de resistencia ante estas adversidades». Asimismo, Lozano explicó que su intención fue construir «una narrativa que tuviera un alcance universal, que trascendiera las fronteras de un solo lugar». No obstante, recordó la interdependencia que existe entre las relaciones humanas y la «extracción brutal» de recursos naturales, que afecta a comunidades en distintos territorios.

‘Vi tres luces negras’ relata la historia de José de Los Santos, un líder espiritual de una comunidad afrodescendiente que inicia un viaje a través de la selva tras recibir la visita del espíritu de su hijo desaparecido, Pium Pium. Este espíritu le revela que su muerte se aproxima y lo impulsa a buscar el lugar donde habrá de morir. La película, cuya narrativa fusiona aspectos del realismo con elementos de la ficción mágica, es un espejo de la realidad latinoamericana que resuena profundamente tanto en México como en Colombia, donde el tema de las desapariciones sigue siendo una herida abierta que ocasiona un profundo dolor, tal como lo expresó Lozano.

Este sufrimiento se refleja a través del protagonista, un personaje que ha dedicado su vida a guiar a las almas de los miembros de su comunidad y que lleva consigo el angustiante peso de no haber podido realizar el ritual de despedida por su propio hijo. Según el director, «Habla de esta herida alrededor de las desapariciones. En sociedades como la nuestra, donde rituales de muerte, conexión y diálogo continuo con nuestros muertos son esenciales, la imposibilidad de llevar a cabo estos ritos genera un duelo suspendido que complica el proceso de sanación».

Un grito de resistencia

Además de explorar el dolor y la desaparición, el director enfatizó que la voz e historia de José de Los Santos representa un «grito de resistencia» en torno a la defensa de los territorios. Lazano también resaltó que las comunidades del Pacífico colombiano tienen mucho que enseñar al mundo sobre cómo vivir en armonía con la naturaleza y «romper con la perspectiva antropocéntrica». Comentó: «La película nos transmite lecciones valiosas; el ser humano no es el centro del mundo, sino que debe aprender a dialogar y convivir con la tierra». Esta obra ha sido también coproducida con colaboraciones de Francia y Alemania.

A diferencia de su primer proyecto cinematográfico, ‘Sembrada’ (2016), que se enfocaba en la guerra entre los seres humanos por la tierra, en ‘Vi tres luces negras’, Lozano da un paso adelante hacia la reflexión sobre la violencia del hombre contra la naturaleza. Para él, «la misma jungla y el territorio se convierten en protagonistas esenciales». Finalmente, el director concluyó diciendo que la relación extractivista entre los seres humanos y la tierra «da origen a una génesis común de conflictos» en la región, dominada por fuerzas tanto legales como ilegales que buscan imponer una única forma de vida, lo cual «nutre el terreno de reproducción de guerras y violencia». Este sombrío contexto se agrava en Colombia, que actualmente enfrenta el mayor número de delitos y asesinatos de defensores del medio ambiente, como se documentó en 2023 por la ONG Global Witness, con un total de 79 asesinatos reportados, seguidos de Brasil con 25 y México con 18. La lucha por la protección de la tierra continúa siendo un tema urgente y crucial para la justicia social y ambiental.

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