
En una voz y ojos rotos llenos de tristeza, La hermana Leticia Peña pasa por los pasillos del asilo de San José Granja en Soledad (Atlánnico), tratando de encontrar consuelo en medio de la devastación. Los mismos corredores que han estado presenciando oraciones, risas y cuidado durante años, mantienen un eco de una noche difícil hoy.
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A pesar del dolor que todavía se respira, La hermana de Letic insiste en que la experiencia no es solo del drama del fuego, sino del valor humano probado. «Nuestros abuelos no tienen a nadie más que participar en ellos para amarlos. Somos su familia. Aquí los cuidamos hasta el último aliento» – Él dice, tratando de detener las lágrimas cuando acaricia a una enfermera visiblemente afectada.
Hubo una falla en un pabellón con el más alto nivel de dependencia.
El incendio se registró el jueves 10 de julio. Foto:Redes sociales
Incidente que Ocurrió en la noche del 10 de julio, una de las áreas más sensibles de la casa: Un pabellón en el que los adultos mayores viven con el más alto nivel de dependencia, Aquellos que no caminan, que respiran con la ayuda, que se alimentan de la ayuda. Este sector, casi como un pequeño departamento de cuidados intensivos improvisados, fue el primero en tocar las llamas.
Aunque las razones aún están siendo examinadas por personal especializado en asuntos eléctricos y estructurales, Las primeras hipótesis indican un cortocircuito, supuestamente causado por un ventilador que cayó sobre uno de los colchones. Esto fue explicado por el teniente Rodolfo Cabrera de la brigada de fuego.
Era una habitación común. Desafortunadamente, encontramos cuerpos quemados de dos adultos mayores
Rodolfo CabreraBombero
. Las víctimas fueron identificadas como eliéccer Ríos de la Rosa y José Vizcaíno Acosta, quienes, según trabajadores domésticos, han estado en la institución durante varios años. «Fueron uno de los más apegados porque casi nunca los vieron. Eran uno de los más solitarios».Dijo uno de los guardianes, ayudando a reorganizar el espacio afectado.
Personal médico y su valioso trabajo humano
San José Granja Asylum, Barranquilla. Foto:Cortesía
Sin embargo, a pesar del resultado trágico, hay un elemento que se destaca: la reacción humana fue inmediata y valiente. El personal de asilo, las enfermeras de servicio, los religiosos y los vecinos del vecindario se unieron literalmente a la oscuridad para conseguir que los ancianos uno por uno. «Fue un acto de amor colectivo. Nadie pensó en el humo o el fuego, solo con los abuelos» Dagoberto Valencia, testigo y vecino del sector que ayudó a llevar a algunos residentes a la calle.
Siete personas afectaron la inhalación del humo, incluidas tres enfermeras que fueron transferidas a la Universidad del Hospital del Norte, donde llamaron la atención y recibieron unas horas más tarde. Afortunadamente, no se informaron casos de gravedad.
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Mientras tanto, Un tipo diferente de fuego, uno lento y tranquilo: abandono. La hermana Leticia lo dice absolutamente:
La mayoría de los adultos mayores no tienen parientes que reaccionen por ellos, incluso cuando mueran. Realizamos todos los procedimientos funerarios muchas veces, con el apoyo del Ministerio de Salud.
La fe se mantiene entre las cenizas
San José Granja Asylum, Barranquilla. Foto:Cortesía
De hecho, Al menos 80 adultos mayores viven en la granja. Institución Se mantiene con recursos públicos, a través de contratos con la oficina del alcalde de Barranquilla y el gobernador del Atlántico, Pero lo que realmente mantiene su posición es la entrega diaria de sus empleados, principalmente mujeres que dan todo por las más sensibles.
El día después de la tragedia, La atmósfera en asilo mezcla el duelo con la voluntad de continuar. Las camas quemadas ya han sido retiradas, y en cambio hay flores y una vela ardiente. Algunas monjas rezan en silencio, mientras que otras limpian los pasillos con la misma precaución con la que se limpia la herida.
«Es difícil, sí. Pero continuamos. No podemos parar porque nos necesitan más que nunca. Y Dios no nos abandona».La hermana Letic dice el hilo de la voz, mirando el cielo.
En un país donde muchos adultos mayores terminan sus días solos La historia del asilo San José Granja habla no solo sobre la tragedia puntual, sino también sobre una deuda social más profunda. Hoy, más que nunca, este lugar debe ser visto, reconocido y apoyado. Porque con cada galleta común, cada oración susurró y cada hoja pura existe un acto de dignidad para aquellos que han proporcionado todo durante años.