En un documento difundido por el Gobierno de Chile, que impulsó la iniciativa, los países firmantes se comprometen a reducir un 25% la demanda energética del transporte para 2035 y, además, a garantizar que un tercio de la energía que utilizan provenga de fuentes renovables y biocombustibles sostenibles.
Los once países que hasta la fecha se han adherido a la declaración son Austria, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Honduras, República Dominicana, Noruega, Eslovenia, España y Portugal.
El objetivo de la iniciativa es descarbonizar los sistemas de transporte, tanto de pasajeros como de mercancías, y transformarlos en una industria más resiliente y bajas en emisiones.
El Ministro de Transportes y Telecomunicaciones de Chile, Juan Carlos Muñoz, destacó la urgencia de la medida, ya que el sector transporte «aún es responsable del 23% de las emisiones globales de CO2».
La conferencia mundial sobre el clima en la ciudad amazónica de Belém se celebra hasta el día 21 y la descarbonización es uno de los temas más polémicos de esta edición, con divergencias entre los negociadores sobre plazos, mecanismos y financiación. EFE










