A los 30 años, Brayan Montaño ha adquirido una perspectiva de vida que muchos no consiguen en una vida entera. Su experiencia en Buenaventura, donde ha sido testigo de más de 20 asesinatos, en su mayoría de jóvenes en marzo de 2025, lo ha marcado profundamente. En el momento de esta entrevista, los números son alarmantes; más de 50 personas han perdido la vida en lo que parece ser una guerra entre las bandas conocidas como «Shotas» y «Spartans», junto a otros grupos disidentes y el «clan del Gulfo».
En un contexto donde el crimen parece asfixiar a Buenaventura, este joven, que es tanto carismático como sencillo, ha decidido levantar una voz de esperanza. Brayan trabaja incansablemente desde su fundación para motivar a sus colegas de generación, recordándoles que el verdadero camino es a través del arte y el deporte, no mediante las balas y el dinero fácil. Su cruzada es un llamado a la nación para no olvidar a una comunidad que desea dejar atrás el ciclo de violencia y olvido. ¡Escuchen el clamor de los jóvenes de Buenaventura!
Dime una cosa, Brayan, ¿fuiste víctima directa de violencia en Buenaventura?
José Manuel, crecí en el barrio de San Francisco de Asís, situado en el Séptimo Distrito de Buenaventura. Desde muy joven, estuve rodeado por la violencia que resultaba de las confrontaciones entre las bandas que dominaban en aquella época, alrededor de los años 2000 hasta 2010. Dentro de este ambiente, aprendimos a reconocer los sonidos que indicaban peligro, como el ruido de las balas. “¡Ah, eso es polvo, sigue jugando! Ah, eso es una bala, corre y escóndete!”, era parte de nuestra infancia. Esta es una realidad compartida por muchos en Colombia. Crecí en un entorno constantemente marcado por la guerra, lo que naturalmente me afectó muy profundamente.
Entonces, ¿qué pasó con tus amigos? Algunos acabaron involucrándose en bandas que todos conocemos en Buenaventura, ¿cierto?
Así es. En el sector de San Francisco no solo teníamos la opción de unirse a una banda criminal, sino que también existía la posibilidad de convertirse en jíbaros, es decir, en vendedores de drogas. En ocasiones, algunos jóvenes se convertían incluso en consumidores, independientemente de su afiliación a cualquier grupo. Sin embargo, entre esa oscuridad también brilló un líder, Oscar Javier Martínez, conocido como Javi, quien desde mi infancia se preocupó por mí y me introdujo en el mundo del arte, brindándome así una oportunidad de ser un líder reconocido en nuestra comunidad. Muchos jóvenes deben su salvación a él.
A pesar de todo lo que me has contado, estás aquí construyendo procesos sociales muy interesantes. ¿Cuándo iniciaste tu trabajo en estos problemas comunitarios y cómo fue ese comienzo?
Desde niño, siempre quise enfrentar los problemas de nuestra comunidad, especialmente a través de la música urbana, y por casualidad me uní a Javi. Fui invitado a su casa para cantar y, tras algunos intentos, le dije: “Llévame a grabar una canción”. No fui solo, sino que llevé a cinco amigos. Así surgió nuestro grupo, Chamaquito de Barrio. Desde ese momento, comenzamos a realizar música urbana con un sentido social, grabamos canciones, disfrutamos de las fiestas en Buenaventura y organizamos conciertos. Lamentablemente, uno de los chicos terminó involucrándose en pandillas criminales, y pese a su corta edad, cometió uno de los asesinatos más horribles que se registraron en Buenaventura. Hoy cumple su condena, pero de los cinco, cuatro seguimos contribuyendo desde otras perspectivas.
¿Cuál es la misión de la Fundación Progreso Y Paz – Pro y Paz – y desde cuándo existe? Sé que hoy eres la voz de esta base…
Pro y Paz es una organización que defiende los derechos humanos y utiliza el arte, el deporte y la movilización social como herramientas para construir una comunidad más unida. La fundación fue establecida hace once años y desde entonces hemos trabajado por mejorar las condiciones de vida en nuestra región.
Diría que los empresarios todavía creen que de los jóvenes de los territorios puede generarse un impacto real que evite que muchos de ellos se involucren en la dinámica de la guerra.
Brayan MontañoLíder de Buenaventura
¿Cuántas personas han pasado por la fundación?
Hasta el momento, hemos logrado fortalecer a más de 15 profesionales en Buenaventura. Sabes que una de las principales dificultades que enfrentan los jóvenes en la región al graduarse es la falta de oportunidades laborales adecuadas. Esta fundación no solo ha robustecido las habilidades de esos profesionales, sino que hemos impactado de manera directa a más de 600 niños y adolescentes. A través de las iniciativas de Pro y Paz, estamos logrando construir un camino diferente.
Brayan, ¿qué piden los jóvenes en Buenaventura hoy en día?
Reiteraré algo que puede sonar como un “cliché”, pero este debe ser nuestro mensaje: siempre somos mirados con desprecio. ¡Sí, lamento escuchar eso! Es importante que seamos conscientes de que los jóvenes de Buenaventura cuentan con habilidades excepcionales, y están involucrados en múltiples actividades relacionadas con el deporte, la cultura y el emprendimiento, lo que demuestra su potencial.
En tus respuestas anteriores mencionaste que muchos jóvenes de tu generación terminan en bandas y no logran salir de allí. ¿Qué mensaje tienes para aquellos que forman parte de esos grupos, incluidos los jóvenes de 30 años o menos, como tú?
Les diría que no están solos; muchas de sus familias viven en el territorio y enfrentan un gran estigma. Muchas casas han sido destruidas o desalojadas. Viven en sectores limitados, enfrentando una situación de crisis permanente y tienen toda la razón para exigir a la sociedad por cambios en sus territorios. Juntos, debemos tomar decisiones concretas y responsables, buscando alternativas que no involucren el uso de la violencia.
Entiendo, Brayan, pero seamos realistas: estos jóvenes necesitan incentivos concretos para salir del mundo del crimen…
Tienes razón. Los jóvenes tienen un gran potencial. Muchos de ellos cantan, bailan y expresan su arte de diversas maneras. Aquí es donde el estado tiene una gran responsabilidad. Las autoridades deben crear oportunidades que fomenten el desarrollo personal y profesional, invitando a estos jóvenes a explorar opciones académicas dentro de contextos de producción y emprendimiento, y estoy convencido de que ante propuestas atractivas, muchos jóvenes se unirán a nuestra causa.
De todos los problemas que enfrenta Buenaventura, ¿cuáles consideras que son los más graves?
El problema principal que tiene Buenaventura en la actualidad es la incertidumbre. La falta de claridad genera un impacto directo, tanto positivo como negativo, en todas las dinámicas cotidianas del territorio. Es un hecho que debemos enfrentar.
Brayan, ¿sientes miedo?
Es difícil, hablar con la prensa a veces añade presión sobre la situación. En el barrio, la incertidumbre aumenta por miedo a los problemas nocturnos. Tengo un niño de 2 años, estoy casado, y me doy cuenta que al no hablar con franqueza, se convierte en un mecanismo de control social. Hace tiempo fui estudiante universitario, y aunque no hable como antes, todos nos conocemos en Buenaventura; debemos superar el miedo uniéndonos y enfrentando la violencia con acciones solidarias.
¿Y qué mensaje le darías a un empresario nacional que podría querer ayudarte?
A las empresas les diría que sigan apoyando la creación de oportunidades para los jóvenes en los territorios, ya que estas acciones pueden evitar que muchos de ellos se unan a las dinámicas de la guerra. Deben confiar en procesos comunitarios, como Pro y Paz, así como otras iniciativas que existen. Les pido que generen empleos y apoyen lo que mejor saben hacer. Y que ello no cause daño al territorio, eso es muy importante.
¿Y al presidente Gustavo Petro, qué le dirías?
Siento que hay mucha buena voluntad, pero cuando eso no se traduce en acciones concretas, se queda en el aire. Buenaventura necesita inversiones que fortalezcan a las empresas y confíen en los jóvenes que están en riesgo, proporcionando garantías legales. Estamos esperando que haga anuncios, pero lo que verdaderamente necesitamos son obras específicas y efectivas.
Finalmente, dime, ¿cuáles son tus metas en la próxima década?
No suelo hacer pronósticos, pero si tuviera que responder, te diría que, en algún momento, mi sueño es convertirme en el gobernador del valle. Me gustaría que alguien de Buenaventura asuma esa responsabilidad y estoy compartiendo esto por primera vez con total sinceridad.
Esperamos que más personas se unan a tu causa y que continúes logrando tus objetivos sociales en la vida, con la esperanza de que alcances el servicio público con el mismo entusiasmo…
Muchas gracias, José Manuel.
José Manuel Acevedo
Especial a tiempo
Wx: @Josemacto