En las angostas y adoquinadas calles del centro histórico de Cartagena, rodeados por vendedores ambulantes y la vibrante vida urbana, surgen las motoicicletas eléctricas. Su funcionamiento silencioso contrasta marcadamente con las crecientes preocupaciones que emergen entre las autoridades, los sectores turísticos y los habitantes de la ciudad, quienes cada vez más advierten sobre el impacto que estos vehículos están teniendo en la movilidad local. Este fenómeno ha comenzado a generar problemas serios en términos de movilidad, informalidad y desorden urbano.
Inicialmente, se percibió como una alternativa ecológica para navegar por la ciudad de piedra y en áreas como Bocagrande, Gethsemaní o Laguito, pero con el tiempo, se ha convertido en un fenómeno descontrolado, sin regulaciones claras, principalmente impulsado por empresas privadas que alquilan estos vehículos a turistas. Esto ha llevado a una falta de inspecciones adecuadas, y en algunos casos, incluso la ausencia de cascos de protección para los usuarios.
Aumento en las operaciones sin freno
Motocicletas eléctricas en Cartagena. Foto:Tours de ECOWAY
De acuerdo con un informe preliminar del Departamento de Movimiento y Transporte de Cartagena (Datt), en los últimos dos años, se ha observado un aumento del más del 300% en el número de motocicletas de alquiler, concentrándose especialmente en las zonas de mayor afluencia turística. Las empresas de alquiler ofrecen estos vehículos por horas o días, con precios que oscilan entre 30,000 y 50,000 pesos por hora, y hasta 150,000 pesos por día, dependiendo del tipo de moto y la duración del alquiler.
Sigue siendo un negocio próspero debido a la alta demanda de turistas que buscan moverse de manera rápida y económica, evitando así el tráfico y las altas tarifas del transporte convencional. Algunos turistas incluso requieren estas motos como herramienta de trabajo durante su estancia.
Sin embargo, la expansión de este servicio fuera de marcos regulatorios específicos ha llevado a que «nadie» se sienta responsable en términos de seguridad vial, responsabilidad civil en caso de accidentes, uso del espacio público y regulaciones de tráfico. Muchos de estos vehículos están siendo utilizados en vías principales, plataformas e incluso en áreas peatonales sin la debida supervisión.
Brechas legales y vacíos normativos
Operaciones en el Centro Histórico de Cartagena. Foto:Gracias a la amabilidad de la oficina del alcalde de Cartagena
Los residentes del centro histórico han expresado en entrevistas que las motocicletas eléctricas no superan los 50 km/h y, si su potencia es inferior a 350 W, no requieren licencia de conducir, registro o SOAT, conforme a las regulaciones nacionales (Resolución 160 de 2017): «Sin embargo, muchos de los vehículos que circulan en Cartagena exceden dicha potencia, sin estar registrados en el RUTT ni cumplir con las normas obligatorias.
Un experto en movilidad urbana, que se identificó como defensor del Datt, comentó: «La mayoría de estas motocicletas están atrapadas en un vacío legal. No sabemos cuántas han sido adaptadas a las normativas, si están aseguradas o qué tipo de mantenimiento reciben. Además, muchos de sus conductores son menores o turistas sin experiencia, lo que representa un riesgo latente.»
La oficina del alcalde de Cartagena, en conjunto con el Datt, afirmó que están trabajando en una resolución para regular el uso de estos vehículos, pero aún no existe una lista oficial universal o restricciones claras. El diseño del decreto, según las fuentes consultadas, tiene en cuenta áreas de circulación autorizadas, el uso del casco obligatorio, la necesidad de un seguro de responsabilidad civil y limitaciones en áreas peatonales. No obstante, este proyecto aún no ha sido aprobado.
Ventajas: movilidad equilibrada, pero …
Motocicletas eléctricas en Cartagena. Foto:Tours de ECOWAY
A pesar de la situación caótica, los defensores del modelo argumentan que las motocicletas eléctricas contribuyen a reducir la huella de carbono, disminuyendo la cantidad de vehículos en circulación y ofreciendo una alternativa sostenible en una ciudad que depende casi totalmente del turismo.
Es económico, práctico y no produce daños al medio ambiente. Los turistas valoran esta opción porque les permite conocer más lugares en menos tiempo y sin contaminación. Sin embargo, se necesita más educación y regulación, y no simplemente una prohibición.
Andrea SotoSector turístico
También representa una oportunidad de negocio para pequeños empresarios que adquieren scooters a precio mayorista (que ronda entre 3 y 6 millones de pesos) y los alquilan a petición o mediante contacto directo.
Desventajas: desorden, peligro y saturación
Motocicletas eléctricas en Cartagena. Foto:Tours de ECOWAY
No obstante, la falta de control ha llevado a numerosos incidentes y quejas. Los habitantes del centro histórico denuncian que estas scooters invaden áreas peatonales, giran sin respetar las normas de tráfico, y se estacionan inapropiadamente en pavimentos, espacios públicos y rampas para discapacitados, generando ruido y molestias en zonas que buscan preservar su entorno histórico y patrimonial.
Es inadmisible que tengamos que sortear motocicletas eléctricas en calles diseñadas para peatones o turistas. ¿Dónde están las autoridades?
Margarita LinaresUna residente de Gethsemaní.
Hoteles y operadores turísticos también comparten su preocupación por la imagen negativa que esto puede reflejar ante los visitantes. «Promover la movilidad sostenible es una cosa, pero permitir una circulación desregulada es otra muy distinta. Esta situación asusta a los turistas, en lugar de atraerlos.» señala Juan Carlos Romero, un representante del sector hotelero.
Además, en 2024, las autoridades informaron que se registraron al menos 18 accidentes menores con motocicletas eléctricas, muchos de ellos involucrando caídas y otros accidentes con peatones, la mayoría de los cuales fueron protagonizados por turistas extranjeros sin experiencia en las vías locales.
¿Dónde se dirige Cartagena?
Centro Histórico de Cartagena. Foto:John Montaño/ El Tiempo
Para los expertos en movilidad, el fenómeno de las motocicletas eléctricas representa una oportunidad que ha sido mal gestionada. Con una regulación adecuada, junto con una supervisión y campañas de educación sobre el tráfico, que definan las áreas permitidas, estos vehículos podrían convertirse en una solución efectiva a los problemas de movilidad.
No obstante, es crucial destacar que un persistente vacío normativo y la falta de control ponen a Cartagena en riesgo de perder el equilibrio entre modernidad, desarrollo sostenible y la conservación de su patrimonio.
En este contexto, una ciudad que lucha por mantener su esencia en medio del turismo masivo y la informalidad, ahora se enfrenta al desafío de no permitir que la movilidad eléctrica se convierta en un nuevo problema en lugar de ser parte de la solución: «¿Es este otro frente de batalla para las autoridades locales?»