Here’s a revised title with synonyms: DJS de Selaza, el grupo que fortalece a las mujeres latinas en España.

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Madrid, 16 de mayo (Efe).– La paola colombiana Rodríguez y Wendy Movilla son parte de una especie exótica: son mujeres diseminadas, migrantes en España, que sienten la música en sus venas y abrazan los ritmos de sus orígenes. En su proceso de adaptación cultural, se esfuerzan por encontrar un espacio donde sus voces y experiencias sean reconocidas y valoradas, así como para hacer visibles sus luchas y logros en un entorno de marcada masculinidad.

Ambos son integrantes de los DJs de Selaza, un grupo formado principalmente por mujeres migrantes, muchas de ellas provenientes de diversas naciones de América Latina. En el acogedor ambiente del Centro Cultural La Plería de Madrid, este colectivo se dedica no solo a promover la música hecha por mujeres, sino también a crear un sentido de comunidad que es empoderador, inclusivo y lleno de vitalidad. El propósito de Selaza es fundamental: hacer que las mujeres se conecten entre sí y descubran a otras mujeres que, como ellas, crean música con pasión y dedicación.

«La visibilidad es la palabra clave», afirma la brasileña Alessandra d’Agostino, directora artística de la Parliaría y cofundadora de los DJs de Selaza. «Queremos que las mujeres sean vistas y escuchadas. Lo fundamental de Selecta es dar reconocimiento a las mujeres que producen música», añade. En su visión, es vital fomentar un ambiente donde las mujeres se animen mutuamente, creando una red de apoyo que les permita enfrentar los desafíos que se les presentan.

Rodríguez, reconocida en el mundo de la música como ‘La Jaguara’, es un biólogo que fusiona elementos de diversas tradiciones, especialmente raíces africanas, para dar vida a un sonido que resalta la voz femenina. Para Rodríguez, Selaza representa un entorno donde puede compartir inquietudes y esperanzas con otras mujeres que enfrentan retos similares. «Es crucial tener esa parte colectiva», enfatiza, consciente de que el espacio de Selaza funciona como un «tejido de red de soporte» en lugar de ser simplemente un grupo de mujeres creando música por separado.

Para Movilla, quien forma parte del dúo WEPA junto con la colombiana Paola Osorio, Selaza es un lugar casi sagrado. Describiendo a su grupo como un «tropical sin remedio», que fusiona los ritmos tradicionales del Caribe colombiano, Movilla expresa que este colectivo representa un refugio esencial. «Es como una gasolina, algo absolutamente necesario en este momento», explica, refiriéndose a cómo su participación en WEPA y Selaza ha sido fundamental para su integración en Madrid, proporcionando herramientas para su aceptación y crecimiento personal. Sin la música y la comunidad, su experiencia en la ciudad hubiera sido completamente diferente.

«El apoyo al actuar en la comunidad es sin duda único. Para nosotros, sumarnos a este colectivo y generar un impacto es muy importante», añade, reafirmando la esencia de su misión como parte de los selectores de WEPA.

Reclamar espacio

Los DJs de Selaza nacieron de una frustración colectiva que se transformó en un poderoso reclamo. En un contexto donde la mayoría de las sesiones y talleres estaban dominados por hombres, estas mujeres comenzaron a hacer sentir su presencia y a crear su propio espacio. Durante una charla con Efe, compartieron anécdotas de momentos en los que enfrentaron intolerancia e indiferencia, así como historias de “pinchado” donde tuvieron que luchar contra el sexismo que aún persiste en el ámbito musical. Ser mujer en un mundo masculinizados puede penalizar, y este grupo ha encontrado en el poder de la hermandad un camino para la resistencia.

En lugar de quejarse o protestar, su enfoque se manifiesta a través de la música. «Creo en la idea de reclamar disfrute en lugar de confrontación», expresa D’Agostino, mientras Rodríguez y Movilla asienten en acuerdo.

Movilla reflexiona sobre la música en América Latina, describiéndola como una forma de resistencia y expresión que está profundamente llena de alegría. Esta alegría, inherentemente conectada a los sonidos y ritmos, les proporciona un refugio frente a las dificultades del día a día en sus nuevas realidades. «La música nos permite contrarrestar todos los obstáculos que enfrentamos, tanto allá como aquí», concluye.

Sonidos de integración

Los sonidos de Selaza abarcan géneros como el Afrobeat, Cumbia y Salsa, ritmos que forman parte de su herencia cultural, fusionándose con nuevas influencias que descubren al convivir con otras realidades. «Aquí, nuestras raíces se entrelazan con nuevos sonidos», comparte Rodríguez. Asegura que, aunque no dejará de escuchar sus Currulaos o merengues, está abierta a explorar otras músicas que enriquecen su experiencia.

«Nos sentimos orgullosas de lo que traemos en nuestros corazones, pero también estamos dispuestas a abrirnos a las nuevas melodías que nos ofrece este lugar. Porque, si no, ¿qué tipo de migrante seríamos? Sin apertura, no habría diversidad. Corremos el riesgo de volvernos endogámicos en otro ecosistema y perder el flujo de la música», añade Rodríguez.

A pesar de que la mayoría de los miembros provienen de América Latina, la variedad de sonidos en Selaza es amplia: «No son solo ritmos latinoamericanos, sino que también incorporamos influencias de África y de aquí (España)», explica D’Agostino. «El colectivo es increíblemente diverso. Hay de todo, excepto por dos cosas: no hay ‘Pachanga’ ni pop». Con estas palabras, Agostino resalta la riqueza y pluralidad que caracteriza a Selaza y a su conjunto de mujeres talentosas.

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