
Playas Santa Verónica, Distrito de la Comuna de Juan de Acosta (Atlantic)Ya no son solo una atracción turística: se han convertido en un campo de batalla. No por el crimen, sino por el progreso constante del mar, que ha estado tragando la costa, los negocios y la esperanza de cientos de familias dependiendo del turismo durante más de dos décadas.
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Este jueves, esta pelea salió del agua y se instaló en Asphalt. Con cerraduras en el mar, en la cima de Santa Verónica y el puente Juan de Acosta, residentes, compradores y organizadores de gira protestaron debido a la falta de consentimiento para la licencia ambiental para la construcción de Spur.Trabajo considerado necesario para detener la erosión costera.
Los bloqueos, según el periodista Gustavo Molina, influyeron en la movilidad en este corredor clave entre Barranquilla y Cartaagen. Con pancartas, palos y piedras, manifestantes, entre ellos Taxi de motocicletas, vendedores callejeros y empresarios, exigen la reacción inmediata del gobierno nacional y la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), que acusan de retrasar el juicio por más de un año y medio.
«Estamos trabajando en pérdidas, los efectos superan el 70 por ciento. El gobierno debe asumir su responsabilidad social en esta región del Atlántico», dijo el operador turístico JEsús Gabriel Molina, portavoz de 39 líderes que organizaron una protesta.
El bloque se registra en el sector Retiao de Hat en Santa Verónica. Foto:Redes sociales
Además de un bloqueo temporal, respalda el desesperado grito de la comunidad, que se olvida, a pesar de su contribución económica al turismo del Atlántico. Santa Verónica recibe Cada fin de semana a 3.000 turistas y tiene al menos 23 empresas entre restaurantes, un hotel y quioscos que generan alrededor de 350 empleos directos. En la temporada alta, algunas de estas instalaciones facturas hasta 10 millones de pesos por día.
Pero esta bonanza aparece cada diciembre, Cuando una fuerte brisa y un crecimiento de las olas hacen que la playa desaparezca bajo el agua. Los residentes no luchan solo para atraer turistas, sino en defensa del metro que se fueron.
El aspecto de agotamiento causado por la erosión costera en Santa Verónica. Foto:Redes sociales
«Desde el huracán Joan en 1988, el mar no dejó de comer la tierra. Perdimos parte de Hill Ferú, que era nuestro escudo natural. Aquí aprendimos a vivir con agua, pero nos ahogará», dijo Eliécer Alba Viloria, dueño del restaurante Red LA, que sobrevivió a la construcción de muros de parada.
Problema con varias pruebas
El problema no es nuevo o desconocido. Desde 2009, ha realizado una investigación realizada por Invemar, la Universidad de Atlantic, Magdalena y North, junto con Atlantic Autónomo Corporation (CRA)Esta alarma de erosión en 70 kilómetros de la costa del departamento.
Erosión de la costa en Santa Verónica. Foto:La cortesía de la comunicación, el gobierno del Atlántico
En uno de estos estudios se recomendó Instalar al menos 11 espuelas Entre las playas de Palmarito y Santa Verónica, con una inversión mayor de ** 40 mil millones de pesos **. El gobierno del Atlántico ya ha invertido alrededor de ** 30 mil millones en estabilización costera **, realizando trabajos en Salgar, Puerto Colombia y El país. Sin embargo, Santa Verónica todavía está esperando.
Eduardo Gobernador de verano Recientemente decidió que hay investigaciones en esta área, pero debe actualizarse antes de la inversión **, sin dar una fecha específica o cometer recursos inmediatos.
«Hemos estado en tablas de trabajo, diagnósticos y promesas durante años. Necesitamos soluciones reales. El turismo no está respaldado por la investigación, sino con las actividades», dijo el vendedor que participó en la protesta.
Gente en resistencia
Si bien se han marcado las decisiones institucionales, los habitantes de Santa Verónica han improvisado las barricadas contra el mar con sacos de arena, piedras y estructuras artesanales. Saben que cada ola comienza un poco más sobre su mantenimiento, pero no se rinden.
Los bloqueos se detendrán, si no hay progreso, intentan hacer un problema visible, que amenaza no solo para destruir el cinturón de la playa, sino también el desglose de la economía turística local.
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Para aquellos que viven allí, la erosión ya no es solo un fenómeno natural: también es una metáfora para abandonar el estado.
Mientras que ANLA determina si la licencia ambiental aprueba, El mar no espera. Avanzar, implacable. Y Santa Verónica, este rincón costero, que alguna vez fue un símbolo de descanso y hermoso, hoy está tratando de no desaparecer del mapa o el recuerdo del país.
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