La riqueza cultural que se encuentra en Palenque es invaluable, donde se ha creado un espacio protegido que integra tradición y la comunidad. En este territorio, entendemos que la convivencia es vital, y que cuando nos percibimos como una familia, se fortalece el respeto entre vecinos. Este sentido de unión es fundamental para que, en lugar de ver a nuestros compañeros como adversarios, trabajemos juntos para que nuestros hijos no crezcan en un entorno de hostilidad. Esta perspectiva, en la que valoramos y salvaguardamos la vida, es esencial.
Buenaventura, durante la sala el 10 de abril.
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Santiago Saldarriaga / The Time
La maestra Jara Aragón, mientras prepara gorros con hojas de palma de coco para él y un grupo numeroso de niños, enseña música y ritmos de baile que son característicos del Pacífico colombiano. Estos niños, que según cuenta creció en un entorno de casas pintadas con colores vivos, son el reflejo de una cultura vibrante que merece ser preservada.
«Debemos vernos a nosotros mismos como una familia para evitar la muerte»
Este sector ha sido hogar de familias humildes por más de medio siglo y ha sido testigo del bullicio generado por el entorno de violencia que ha asediado a Buenaventura. Jary Aragón, originario de Juan XXIII en la Comuna 7, ahora reside en El Jardín en la Comuna 6, donde ha establecido un espacio comunitario desde 2013, a través de la Fundación Palenque de la Cusin Brother. “Aquí, todos se sienten como primos, incluso los mayores son considerados tíos”, dice Jary, quien no solo es maestro, sino también coreógrafo, bailarín y escritor de poesía.
Consciente de la importancia de mantener vivas estas tradiciones, Jara organiza una fiesta cada diciembre, justo antes de la Navidad, para los niños de la comunidad, mediante donaciones de quienes se unieron al evento. Esta celebración se lleva a cabo el 26 de diciembre, en honor a una hermana que falleció hace más de diez años. “Prefiero no pasar por el cementerio en ese día; en lugar de ello, organizo una gran fiesta llena de música, Chirimía y alegría. Hago esto por amor a Buenaventura, por el amor de los niños que merecen un futuro mejor”, confiesa.
El maestro Jary Aragón y su grupo.
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Juan Pablo Rueda / El Tiempo
A pesar de los desafíos, Jara ha utilizado parte de sus salarios de escuelas públicas en Buenaventura para adquirir instrumentos musicales para la comunidad. “En diciembre, no tenía tambores adecuados, pero decidí invertir en ellos. Si no tenemos los instrumentos, la tradición se desvanecerá”, enfatiza. En la actualidad, la Fundación Palenque involucra a aproximadamente 180 niños y jóvenes talentosos que incluyen futuros artistas en canto, danza y la interpretación de Marimbas, Cununos, Chirimías y Bombos.
«Somos cultura sin violencia»
Son las plántulas de la Fundación Gerardo Valencia Cano de Buenaventura.
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Santiago Saldarriaga / The Time
En el barrio de Camargo, niños y adultos se unen en un vibrante baile en un aula abierta; las mujeres lucen coloridas bufandas mientras mueven la cintura al ritmo de la música. Luis Yasmani, líder comunitario, observa con orgullo, destacando que están cultivando la “cultura de paz y sin violencia”. “Así es como sembramos las bases para construir una paz auténtica en nuestra comunidad,” afirma con determinación.
El baile es una de las formas de trabajo con la siembra de la Fundación Gerardo Valencia.
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Santiago Saldarriaga / The Time
La importancia de construir la paz desde la base comunitaria es crítica, especialmente en un entorno donde el conflicto armado ha dejado cicatrices profundas. Yasmani, uno de los fundadores del espacio humanitario Puente Nayero, se mantiene firme en su misión de educar a las nuevas generaciones, aun cuando su camino ha estado lleno de obstáculos.
«Nunca más la guerra»
Por otro lado, el líder Danny Mauricio Vanegas, conocido como Maury, representa el esfuerzo y la energía de jóvenes que se han unido en la Asociación de Jóvenes Empresarios de la Paz (AJEP). Desde su creación en 2017, la asociación se ha dedicado a proporcionar espacios para desarrollar habilidades y potencial en liderazgo social, utilizando el arte como medio de expresión. “La articulación es clave para el desarrollo”, afirma, convencido de que trabajar juntos es la única forma de asegurar un futuro más positivo en medio de dificultades.
A través de la AJEP, han surgido proyectos comunitarios que han florecido, como AJEP Productions, un espacio de composiciones y expresiones sociales que ha producido obras como “Nunca más la guerra”, un canto a la paz.
ProPracific apoyó iniciativas culturales y promueve el deporte en Buenaventura.
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Juan Pablo Rueda / El Tiempo
A pesar de los retos, estos habitantes representan un claro ejemplo de resistencia y determinación en Buenaventura, un puerto que, aunque es el más importante del país, ha vivido momentos de desesperanza. La comunidad busca avanzar y sprarf esta historia ante las adversidades.
Buenaventura en Bands War
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Buenaventura, Little Colombia con necesidades
“En esta región, que a menudo se denomina Little Colombia, enfrentamos múltiples desafíos. Por ejemplo, el acceso al agua potable sigue siendo una lucha constante. La falta de recursos básicos, que debería ser un derecho garantizado, se ha convertido en una realidad para muchos de nosotros”, exclama un líder del distrito de Los Ángeles, cuya voz resuena con el llamado de muchas otras comunidades que han sido olvidadas.
Buenaventura, durante la sala el 10 de abril.
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Santiago Saldarriaga / The Time
Recuerdan un tiempo en el que se llevaron a cabo huelgas cívicas en busca de soluciones a problemas como la violencia. “La mayoría de los compromisos adquiridos por el gobierno para mejorar nuestra situación aún no se han cumplido”, señala uno de los padres de familia, quien lamenta la pérdida de su hijo, víctima de la violencia.
Paola, comerciante de cholados, expresa su deseo de continuar trabajando para su familia a pesar de las adversidades. Este espíritu de lucha también se ve reflejado en Ricardo Mosquera, quien enfatiza la importancia de un mercado campesino libre de extorsiones, creado para beneficiar a los agricultores locales que dependen de un comercio justo para sobrevivir.
Este mercado no solo es un símbolo de resistencia, sino también de esperanza, funcionando como un espacio seguro donde los agricultores pueden vender sus productos, además de ser un punto de encuentro comunitario. “A pesar de las circunstancias difíciles, nuestra comunidad busca avanzar y seguir adelante”, concluye Mosquera, reafirmando el compromiso de luchar por un futuro mejor.
Las historias de estos líderes muestran cómo a pesar de los desafíos y la violencia, la comunidad de Buenaventura sigue adelante, decidida a transformar su entorno y construir un espacio donde la paz y la cultura prevalezcan sobre la desesperanza.
Carolina Boorquez
Corresponsal de El Tiempo
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