De acuerdo con María Claudia Llanes, economista de BBVA Research, en marzo de 2025, la tasa de desempleo nacional en Colombia se situó en un 9,6%. Este porcentaje, ajustado por estacionalidad, fue de 9,1%, lo que refleja un logro notable en comparación con los promedios históricos recientes. Este resultado optimista se puede atribuir principalmente a las positivas dinámicas del mercado laboral, el cual sigue mostrando una aceleración en su tasa de crecimiento. Las cifras indican un avance convincente que, si bien es alentador, también plantea preguntas sobre su permanencia y efectividad a largo plazo.
Llanes sugiere que el empleo total en Colombia creció a una tasa anual cercana al 5%. Este crecimiento es notablemente superior al incremento promedio de 1.1% registrado en el año anterior. Este cambio se debe, en gran medida, al notable aumento en el empleo informal, que ha presentado un incremento del 8% anual. Este tipo de empleo, por lo general más vulnerable y menos regulado, ha sido fundamental para la expansión del mercado laboral en el corto plazo. No obstante, pese a las cifras optimistas, existe la necesidad de considerar el impacto que este tipo de empleo podría tener en la economía a largo plazo.
Desde la perspectiva sectorial, la concentración del crecimiento del empleo se ha observado en actividades agrícolas, mientras que, por otro lado, ha surgido una tendencia de recorte en el empleo público. Este fenómeno puede interpretarse como una reconstrucción del mercado laboral, llevada a cabo en ciertos sectores donde la seguridad del empleo es más informal y las condiciones son generalmente menos favorables. La evolución de estos sectores podría tener implicaciones significativas para la estabilidad laboral en el futuro.
A pesar de la reducción en la tasa de desempleo, que es indudablemente una señal positiva, es crucial seguir de cerca la calidad del empleo que se está generando. La sostenibilidad del mercado laboral colombiano no solamente dependerá de la cantidad de puestos de trabajo creados, sino también del nivel de formalidad, la estabilidad y las condiciones laborales que se asocian con ellos. El desafío radica en asegurarse de que los empleos disponibles no sean solo números, sino que también ofrezcan seguridad y beneficios a los trabajadores.
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