El Gran Museo Egipcio se abre al mundo como homenaje a la «cooperación, la paz y la estabilidad» – Colombia informa

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Álvaro Melizo

Giza (Egipto), 2 nov (EFE).– El Gran Museo Egipcio (GEM) fue abierto al mundo este sábado con la promesa de ser un puente entre el pasado brillante de la antigua civilización egipcia y un presente de cooperación y paz, tras una luminosa ceremonia que destacó tanto los valores históricos y artísticos de Egipto como la proyección del país hacia el futuro.

Mucha música, cientos de figurantes, fuegos artificiales y juegos de luces en el inigualable escenario de las pirámides de Guiza sirvieron para presentar el GEM, un enorme complejo de 500.000 plazas que a partir del próximo 4 de noviembre, cuando vuelva a abrir sus puertas, albergará y exhibirá más de 100.000 piezas que abarcan 7.000 años de historia, desde el Egipto predinástico hasta el periodo grecorromano.

Decenas de jefes de Estado, entre ellos el rey de España Felipe VI y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, asistieron a la espectacular ceremonia, cuidada con esmero y que se esmeró tanto en ensalzar la historia y las glorias del pasado de la época de los faraones como en insistir, en el contexto de las tensiones y la violencia que rodean al país anfitrión, en que el GEM es un instrumento de paz y una puerta al diálogo.

«Os hemos invitado a venir a esta tierra de paz y amor, y disfrutar de esta celebración para hacer de este museo una plataforma de diálogo, un destino de conocimiento y un puerto para la humanidad. Que también sea un faro para los amantes de la vida que creen en la humanidad», afirmó el presidente egipcio Abdel Fattah al Sisi en un breve discurso durante la ceremonia.

En sus palabras, Al Sisi recordó que «la civilización se construye en tiempos de paz y se difunde con la colaboración de las personas», y que con la inauguración del museo se celebra también la apertura de «un nuevo capítulo en la historia del presente y del futuro de este antiguo país».

bajo las piramides

La ceremonia comenzó con la llegada de los invitados de honor al recinto especialmente habilitado en el exterior del GEM, cuya decoración e iluminación se inspiraron en las pirámides de Giza, testigos de excepción y en ocasiones protagonistas del espectáculo desde su majestuosa altura.

Ultraligeros sobrevolaron el museo con el mensaje «Bienvenidos a la tierra de la paz», mientras los numerosos líderes (casi 80 según las autoridades egipcias) posaban para una foto de familia antes de subir al escenario principal entre fanfarrias.

Cientos de extras vestidos como antiguos egipcios se multiplicaron por el museo y por muchos otros lugares del país y del resto del mundo, conectados en tiempo real por el acontecimiento.

De hecho, la primera parte de la ceremonia se centró en recordar la universalidad del Antiguo Egipto y la cooperación internacional y conectó primero con una orquesta en Japón -país que financió la construcción del GEM-, para luego pasar por París, Río de Janeiro y Nueva York.

En segundo lugar, bajo la premisa de que “el poder se mide en ideas, no en armas” y que “la paz de hoy es la civilización del mañana”, la ceremonia se centró en resaltar los aspectos culturales y la diversidad de Egipto, con vínculos con Luxor, Asuán, las iglesias del barrio copto de El Cairo y el corazón del barrio islámico de la capital egipcia.

Ramsés II y Tutankamón

Tras el discurso de Al Sisi, se celebró la ceremonia solemne en la que el presidente egipcio colocó la última piedra de la construcción, que fue encendida, con la idea de que «el silencio de las piedras no sólo recuerda el pasado, sino que también ilumina el futuro».

Luego, con la figura de un niño como hilo conductor, se presentaron las joyas que se exhibirán en el museo, desde los colosos de Ramsés II hasta las barcas de Keops, que aparecieron flotando en el cielo nocturno egipcio.

El final de la celebración lo puso Tutankamón, cuya máscara mortuoria de oro puro y el resto de su ajuar funerario se exhibirán a partir de ahora en el GEM como pieza central de la historia de la egiptología.

Su imagen sobre el cielo sirvió para cerrar el homenaje, dar lugar a una lluvia de fuegos artificiales y dar paso a una visita privada de las autoridades al museo, fuera de la vista del público.

El museo, cuya construcción comenzó hace veinte años, es el mayor del mundo dedicado a una sola civilización y surge tras una inversión de casi 1.200 millones de dólares.

El GEM, cuya apertura total ha sufrido múltiples retrasos, espera recibir alrededor de cinco millones de visitantes al año y pretende consolidar a Egipto como un destino de referencia en turismo cultural. EFE

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