Durante más de cinco años, el barrio del Centro de Medellín adquirió una notoriedad particular debido a su apodo que definió a toda una generación, convirtiéndose en un lugar emblemático y temido: el Bronx.
En la comuna 10 de Medellín (La Candelaria), existe una calle muy conocida llamada 54, que se asocia frecuentemente con el comercio y la vida cotidiana del sector. Históricamente, esta vía ha sido un núcleo de talleres mecánicos, establecimientos de acero y pequeños bares donde se congregaba la comunidad.
No obstante, entre los años 2017 y 2020, la dinámica de esta calle cambió drásticamente, evocando las leyendas que han rodeado al célebre Bronx de Bogotá desde hace décadas hasta 2016.
Realidad bronx
El panorama es impactante. La ruta que se inicia en la Avenida Oriental y se despliega hasta el apéndice más denigrante de la ciudad, comienza a advertir a los transeúntes los horrores que se encuentran a medida que se avanza.
Entre la 57 y la 56, la situación se torna aún más compleja. Los restos de talleres y las piezas de automóviles y motocicletas invaden las aceras. El pavimento en estas calles ha sido desgastado y deteriorado en gran medida, lo que provoca una sensación de abandono con agujeros y un aspecto desolador.
En un rincón que parece un gran comercio improvisado, se pueden observar productos de los talleres y muebles de carpintería que operan en el área. Se amontonan puertas, bañeras, escaleras, techos y otros materiales de construcción, mientras que el espacio está lleno de artículos en venta.
Tiendas y talleres del sector del Bronx en Medellín.Foto:Tiempo.
El tránsito vehicular se ha vuelto casi imposible en este sector. Solo algunos vehículos de carga logran moverse para llevar materiales a las tiendas locales, convirtiendo el espacio en un laberinto peatonal donde transitan numerosos residentes y sus problemas.
Al llegar a la intersección de la Calle 56 con Cúcuta, el escenario se torna aún más lacerante.
A pocos pasos de este cruce, aparecen los primeros indicios del Bronx: cartones, carros de compras repletos de productos, neumáticos con señales de fuego, y sobre todo, un claro signo del estado callejero de sus habitantes. Las vidas de las personas en esta área son alarmantes.
Algunos se agrupan en pequeños núcleos; otros vagan sin rumbo en este entorno caótico, descalzos y sin camisa, portando tubos de pegamento o bolsas, a modo de supervivencia, dando la impresión de estar atrapados en un ciclo de consumo extremo.
Pero el verdadero corazón del Bronx es el interior de la Calle 56, donde es imposible estimar cuántas personas habitan. Algunos pasan el tiempo con la mirada fija en el suelo, inmersos en su adicción, mientras que otros se agrupan en grandes grupos, con vestimenta desgastada, menudencias en mano y una atmósfera de desesperación palpable.
High Point Bronx en Medellín, en la calle 56 en la carrera 54.Foto:Tiempo.
La cartelería y los restos también son una característica de esta calle, donde se ven estructuras construidas a partir de materiales en desecho y coberturas improvisadas que funcionan como techos, lo que revela la precariedad del entorno.
Con todo este panorama sombrío, los negocios y talleres de la calle siguen operando con normalidad, a pesar del desgaste y los problemas de convivencia que acarrean la presencia de cientos de personas en situación de calle.
La realidad se intensifica especialmente por la noche, cuando el área es adornada con hogueras que los habitantes de la calle utilizan para mantenerse cálidos. En 2021, las autoridades de Medellín llevaron a cabo una intervención en esta zona, buscando colaborar con programas del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) para atender la situación.
Cientos de residentes de la calle viven en este sector de la ciudad.Foto:Tiempo.
Acción popular
El primer caso relacionado a esta intervención fue presentado el 20 de enero de 2021 por el abogado Jesús Antonio Sánchez Salgado, quien junto a un grupo de ciudadanos exigía la urgente necesidad de atender el sector de la carrera 54 entre las calles 57 y 54.
En la demanda interpuesta, incluso se solicitó un impulso para acelerar el juicio. Los demandantes pidieron que el municipio de Medellín, varias empresas, la Policía Nacional y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar fueran incluidos en el proceso, argumentando que la situación se deteriora con el tiempo y que la violencia asociada a las pandillas se incrementaba.
Los actores señalaron en 2021 que «las diferentes instituciones estaban siendo negligentes, ignorando la situación y permitiendo el crecimiento del problema. Esto resultó en un control deficiente, con acciones que se limitaban a soluciones superficiales.
Fue una solicitud de impulso para un proceso presentado por los accionistas.Foto:Tiempo.
De hecho, como afirmaron los demandantes, la situación en el sector se perpetuó y empeoró en los siguientes cuatro años. La complejidad en esta zona de Medellín se tornaba extrema.
No obstante, el 10 de mayo de 2022, el Tribunal Administrativo de Antioquia falló a favor de los solicitantes, ordenando a las autoridades locales que estructuraran un plan de acción para la intervención en el área.
El tribunal emitió un documento que señala: «Se ordena a los municipios de Medellín, la Policía Nacional, al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, entre otros, que dentro de diez días a partir de la notificación deben conformar un espacio interinstitucional donde participen todos los actores involucrados, incluyendo organizaciones no gubernamentales que trabajan con la población en situación de calle y representantes del comercio local.»
Sentencia emitida por el Tribunal Administrativo de Antioquia.Foto:Tiempo.
¿Confirma tu mente?
A pesar de la orden del Tribunal Administrativo de Antioquia, las entidades mencionadas no han dado cumplimiento a lo dictado, lo que ha llevado a que los accionistas presenten varios incidentes de desacato en contra de la oficina del alcalde, el ICBF y otras instituciones.
Los demandantes argumentan que las instituciones han negligido el control necesario sobre esta área, permitiendo que las pandillas criminales actúen con impunidad. Asimismo, han cuestionado la falta de acción del ICBF, teniendo en cuenta la presencia de menores en situación de vulnerabilidad severa.
El proceso se ha extendido durante años y, finalmente, el 10 de abril, el Tribunal de Antioquia falló en contra de la oficina del alcalde de Medellín y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, imponiéndoles una multa equivalente a tres salarios mínimos a sus representantes (Federico Gutiérrez y Jorge Iván Montoya Vélez) y remitiendo el caso al Consejo de Estado para que tome una decisión final sobre los incidentes de desacato.
Tribunal de Antioquia, que anunció el desacato por la oficina del alcalde de Medellín e ICBF.Foto:Tiempo.
Tiempo se puso en contacto con la oficina del alcalde de Medellín para conocer su postura sobre la decisión del tribunal, y desde la administración afirmaron: «Estamos revisando el fallo para presentar los recursos apropiados, ya que nuestra oficina ha realizado esfuerzos significativos para cumplir con las órdenes judiciales en colaboración con las entidades competentes en el tema.»
Incluso se mencionó que la administración señalan que también existe responsabilidad del ICBF y del gobierno nacional en términos de falta de acción respecto a la intervención necesaria en esta área; «El Tribunal también ha destacado la necesidad de que el gobierno nacional y el ICBF cumplan con sus obligaciones en materia de infancia.»
La oficina del alcalde concluyó declarando: «La decisión no es definitiva y esto estará sujeto a la decisión del Consejo de Estado. Como siempre, respetamos las órdenes judiciales y cumpliremos con todo lo que esté en nuestra competencia dentro del distrito de Medellín.»
Nicolás Tamayo Escalante
Periodista nacional, desde Medellín.
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