Millonarios ha enfrentado un contratiempo inesperado tras la sanción que le fue impuesta a su arquero titular, Álvaro Montero. El comité disciplinario de Dimayor tomó la decisión de suspenderlo por dos partidos y, además, impuso una multa considerable de $2,847,000. Esta sanción fue resultado de un incidente que ocurrió con un miembro de la policía nacional al finalizar el partido disputado contra Caldas.
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El suceso se desarrolló en el estadio Palogrande, ubicado en Manizales, donde Montero regresó al terreno de juego con el propósito de recoger una moneda que un aficionado había lanzado desde La Tribuna. En ese preciso instante, un policía se acercó para guiarlo hacia el túnel de protección que conduce a los vestuarios, pero el portero, en un momento de frustración, reaccionó de manera alterada y lo empujó. Este comportamiento no pasó desapercibido, ya que el comisionado de campo notificó el incidente, lo que desembocó en la sanción que recibe actualmente.
La decisión de Dimayor se basa en el artículo 65 del Código Disciplinario Único, el cual establece sanciones para conductas inapropiadas dentro del ámbito deportivo. Consecuentemente, Millonarios se verá en la necesidad de afrontar sus próximos compromisos sin contar con la presencia de Montero, justo en un momento crítico de la temporada donde se aproximan los partidos finales del campeonato.
Tras la victoria por 1-0 contra Envigado en el estadio El Campín, Álvaro Montero se refirió brevemente a la sanción impuesta. “Aprendí más tarde, cuando terminó. Estaba borrando las tarjetas. Estaba planeando entrar limpio. Son decisiones, eso no es evaluarla”, expresó el arquero, sugiriendo que había planificado su comportamiento de manera cuidadosa, aunque el incidente lo tomó por sorpresa.
En su declaración final, Montero enfatizó que no cambiará su forma de ser ni dentro ni fuera del campo de juego. “No puedo cambiar lo que soy”, concluyó con una firmeza que refleja su compromiso con su personalidad y estilo de juego. Esta declaración puede palparse como un intento de reafirmar su identidad no solo como deportista, sino también como persona, a pesar de las controversias que pueden surgir en el ámbito profesional.
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