Alberto RESTREPO Hoyos: un vendedor con una mentalidad optimista.

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Pocket
WhatsApp
Captura de pantalla

Con motivo de la muerte de Alberto Restepo

Agujeros, mi amigo de la infancia, reproduco esto

Crónica sobre su espíritu comercial, escrito

Más de 25 años para el periódico Ronda Libre,

Incluido en mi libro The Taste of Nostalgia, publicado

En 2003 por la oficina del alcalde de Aranzazu en la ocasión

del Sesquicentenario de la Fundación del Municipio.

Alberto Restepo es un comerciante de espíritu indomable que verdaderamente cree en el potencial de su ciudad. Cuando alguien le menciona que el comercio en Manizales no tiene la misma proyección que en ciudades cercanas, toma el desafío con una disposición optimista, argumentando que el comercio en Manizales es, de hecho, competitivo. «Lo importante es que debes mirar a la ciudad con una perspectiva positiva. Si solo repites la idea de que Pereira es un centro comercial superior, lo que haces es perpetuar una visión negativa, sugiriendo que Manizales es un lugar con oportunidades limitadas,» responde firmemente cuando se discute la situación comercial en su ciudad.

Su historia comienza en Manizales, donde terminó sus estudios secundarios en el prestigioso gimnasio Manizales en 1972. Su padre, Jesús María Restepo, un destacado comprador de café en Aranzazu, le planteó la pregunta crucial tras su graduación: «¿Qué deseas hacer ahora?» Sin dudar un instante, Alberto replicó: «Seguir tu ejemplo, papá: dedicarme al comercio.» Esta decisión se forjó un día de febrero, cuando tras intentar una carrera en derecho en la Universidad de Caldas, se dio cuenta de que su verdadera vocación radicaba en el mundo de los negocios. En sus propias palabras: «No era un estudiante destacado, mis calificaciones no eran las mejores, así que decidí no ingresar a la universidad.»

Desde sus días en la escuela Pío XI en Aranzazu, su inclinación hacia el comercio se hizo evidente. Durante los fines de semana, ayudaba a su padre en la compra de café en la plaza frente al Miraflores Club. Recuerda cómo en la época de cosecha, cuando los campesinos llegaban con sus mulas cargadas, él y su hermano Odilio se encargaban de pesar los paquetes y llevarlos al negocio, disfrutando del dinamismo del entorno. «Era diversión,» se ríe, al recordar cómo se escondían entre los paquetes, convirtiendo el trabajo en una aventura.

Calzado el triunfo

Alberto Restepo Hoyos es un hombre con una clara visión comercial. Su audacia lo llevó a adquirir Don Evelio Martínez, una tienda de calzado que había visto mejores días, la cual se transformó posteriormente en Triunfo de Warehouse Shoes, conocida en la ciudad por sus precios accesibles. Aunque carecía de los recursos iniciales, su padre le instó a entrar en el mercado del calzado y logró reunir el dinero necesario para la compra. Así, comenzaron como socios, con Jesús María Restepo como el capitalista y Alberto asumiendo el rol de escaparate. Sin embargo, sólo dos años después, su padre decidió vender el negocio para seguir su propio camino.

La experiencia que Alberto ganó en el comercio de calzado fue forjada al trabajar con su hermano, que tenía un almacén donde él colaboraba durante las vacaciones. El pago que recibía no era atractivo, pero le otorgaba lecciones valiosas sobre el negocio, además de un vaso de leche y, en ocasiones, un pedazo de pastel si las ventas iban bien. «Fue un periodo formativo,» reflexiona. Esta experiencia le dio la seguridad para intentar adquirir el almacén que estaba disponible, a pesar de que otros compradores habían fracasado previamente con el mismo negocio. Sin embargo, Alberto se embarcó en el desafío con la convicción de que podía hacerlo funcionar.

Inmediatamente, se propuso implementar una campaña publicitaria agresiva contactando a diversos medios de comunicación de la ciudad y consolidando su presencia en el mercado. Alberto tenía claro que la publicidad era clave para atraer a los clientes; por eso, organizó ofertas atractivas que atrajeron a una gran cantidad de compradores. Los resultados fueron inmediatos, con un incremento notable en las ventas al ofrecer zapatos de calidad a precios asequibles. No obstante, Don Evelio Martínez, quien había vendido la tienda, se mostró sorprendido por la rapidez con la que las ventas se dispararon. «Don Alberto, estas vendiendo demasiado barato. ¿Cómo lo logras?» le cuestionó, admirado por el éxito de su estrategia.

Un hombre positivo

Alberto Restepo Hoyos es un ejemplo de un comerciante que no se deja afectar por los vaticinios pesimistas. Su enfoque radica en mantener una mentalidad positiva, convencido de que el secreto del éxito radica en la actitud que uno adopte ante la vida. «La manera en que miras el mundo determina tu destino. Si miras hacia arriba, te levantas; si miras hacia abajo, te hundes,» afirma rotundamente. Siempre elige ver Manizales como un lugar lleno de oportunidades, un mensaje que busca transmitir a su familia y aquellos a su alrededor. Insiste en que, aunque algunas personas prefieran comprar en otras ciudades, sus precios son comparables en todos lados.

Alberto es un ferviente defensor de su ciudad, criticando a aquellos que ven a Manizales como una localidad sin proyección comercial. Su actitud optimista inspira a otros y se ha convertido en un pilar de su hogar. Sus hijos, Juan Camilo de 19 años y Pablo de 17, han sido nutridos con esta creencia en las oportunidades que ofrece su ciudad, una mentalidad que beneficia también a su esposa, Fabiola Soto Velásquez.

Nacido en Aranzazu el 4 de marzo de 1953, Alberto ha trabajado arduamente para construir su marca, Triunfo Calzado. Recuerda con claridad su primer negocio en el tercer año de secundaria, donde intercambió un reloj de marca que le había regalado su padre por otro de menor confección, pero al darse cuenta del error, su padre le enseñó la importancia de ser honesto en los tratos comerciales. Esta anécdota subraya los valores que su padre le inculcó: «Una palabra vale más que un contrato,» aseguraba su progenitor.

Alberto admira a dos figuras en su vida: su padre, por inculcarle valores fuertes como la honestidad y la perseverancia, y Bill Gates, por su impacto en el mundo a través de la tecnología. Aunque reconoce que la tecnología no es su punto fuerte, se siente más cómodo abordando cuestiones de motivación personal y resolviendo problemas. Su educación en los negocios comenzó en su hogar, donde cada historia compartida se convertía en una lección invaluable sobre el mundo del comercio. En ocasiones, su padre enviaba a su hermano mayor, Odilio, a negociar en ferias. Aunque hubo un error en una de estas transacciones, el padre reafirmó la importancia de aprender de las experiencias y no esquivar las responsabilidades. «Si fue engañado, ese es el camino para el aprendizaje,» le comentó a su hijo, enseñándole a salir adelante a través de la experiencia.

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Pocket
WhatsApp