Recientemente, el fiscal general de la nación ha impuesto una sanción significativa a Ismael Felipe Jiménez Riaño, quien estuvo involucrado en un caso de abuso sexual durante su tiempo como docente en la Institución de Educación Técnica del Maestro Thaamar, ubicada en la Comuna de Soledad, en Atlántico. Esta decisión se basó en evidencias claras que confirmaron la realización de actos sexuales inapropiados con un estudiante menor de 14 años. Los eventos en cuestión evidencian un grave incumplimiento de las normas que rigen la ética y la responsabilidad en el ámbito educativo.
Las investigaciones revelaron que, durante el año 2022, Jiménez Riaño, quien desempeñaba funciones como profesor de educación física, mantenía relaciones sexuales con uno de sus alumnos en al menos dos ocasiones. Las atrocidades se llevaban a cabo tanto dentro de las instalaciones de la institución educativa como en un motel. Lo más preocupante es que el maestro grababa estos encuentros utilizando su teléfono móvil, almacenando las imágenes con el propósito de preservarlas como «memoria» de sus acciones inapropiadas.
Los eventos tuvieron lugar en una escuela en la comuna de Soledad, Atlántico. Foto:Archivo/tiempo
Según la Oficina del Fiscal General, el comportamiento del educador ha causado daños irreparables a la intimidad y a la integridad sexual del menor afectado, repercutiendo no solo a nivel físico, sino también a nivel mental. Esta situación ha generado en la víctima sentimientos de incertidumbre, temor y frustración que muchas veces son difíciles de superar. Es fundamental recordar que la misión de un educador debe ser la de «enseñar e inspirar a los estudiantes durante su formación académica», un deber que Jiménez Riaño traicionó de manera terrible.
Oficina del Fiscal General. Foto:Tiempo
El ministerio público ha subrayado la especial protección que las regulaciones nacionales e internacionales otorgan a los niños y adolescentes, destacando su vulnerabilidad y la necesidad de proporcionar un ambiente que garantice su desarrollo integral y armonioso. Esta vulnerabilidad se ve aún más amenazada cuando alguien en una posición de autoridad y confianza como un maestro abusa de su poder para explotar a un estudiante.
El fiscal regional de Atlántico, al cerrar esta fase del juicio, ha llegado a la conclusión de que la mentalidad del profesor era una «creencia reiterativa» que le llevaba a cometer este tipo de crímenes contra un niño que era su alumno durante los incidentes. Por lo tanto, resaltó la gravedad de las acciones de Jiménez Riaño, considerándolas una violación intencionada y con implicaciones devastadoras tanto para la víctima como para el sistema educativo.