La Virginia abre un capítulo literario: el río como escenario de la memoria y la palabra
Pereira, 14 de noviembre de 2025. El municipio ribereño vive, por primera vez, una experiencia cultural que trasciende la agenda de eventos y se presenta como un espejo crítico del territorio. Hasta el 15 de noviembre, la localidad acoge la Feria del Libro “A orillas del río”, una apuesta ciudadana que ha convertido calles, colegios y espacios culturales en itinerarios de lectura, conversación y reflexión sobre la historia que aún fluye por sus aguas.
La feria nació del impulso de Editorial Clepsidra y el Colectivo de Escritores de Risaralda, dos actores culturales que, desde hace años, vienen insistiendo en la necesidad de descentralizar la literatura y llevarla a lugares donde rara vez aterrizan los circuitos editoriales. Durante cuatro días, La Virginia se transforma: los estudiantes discuten sobre poesía en los pasillos, los autores locales regresan a la escena pública y las plazas se llenan de libros que narran una geografía marcada por la memoria.
Un río que exige ser leído
El eje conceptual del evento gira en torno a un símbolo que recorre la vida del municipio: el río. No sólo como recurso natural, sino como archivo silencioso de la violencia que ha sufrido el país. Para Juan Jairo Carvajal Bernal, director del encuentro, “A orillas del río” busca examinar cómo la literatura puede dialogar con ese pasado que, aunque muchas veces se prefiere no nombrar, sigue presente en la identidad del territorio.
Uno de los eventos más comentados será la ceremonia del 15 de noviembre, cuando diferentes poetas entregarán pétalos de rosa al flujo. El gesto, sencillo pero cargado de significado, intenta redefinir ese cuerpo de agua que en otros tiempos fue escenario de dolor, proponiéndolo ahora como un lugar donde flota la poesía y la posibilidad de reparar narrativamente lo vivido.
Cultura que se teje desde abajo
La programación reúne a cuarenta escritores de diferentes regiones, además de libreros y gestores culturales que ven en esta feria un ensayo de lo que podría convertirse en un proyecto permanente. Presentaciones de libros, recitales al aire libre, conversatorios sobre literatura regional y actividades para jóvenes conforman una agenda que ocupa la Casa de la Cultura, la Biblioteca Municipal y el Parque Simón Bolívar.
Para Marleny Amparo Bustamante, presidenta del Colectivo de Escritores de Risaralda, la importancia del encuentro va más allá de la circulación de libros: “En municipios como este el arte no sólo entretiene, ordena, acompaña, restaura. Una feria como ésta le recuerda a la comunidad que su creatividad también es patrimonio”.
La recuperación de la Casa de la Cultura como espacio activo de lectura y diálogo ha sido uno de los puntos más celebrados por los asistentes, ya que devuelve al municipio un lugar que durante años exigió un uso más cercano a la ciudadanía.
Una invitación a habitar la palabra
Con la feria aún en marcha, el ambiente en La Virginia demuestra que la literatura puede funcionar como un dispositivo social: convoca, perturba y, sobre todo, permite releer la historia desde nuevas orillas. Hasta el sábado 15 de noviembre el municipio mantendrá abiertas sus actividades para quienes quieran participar de este ejercicio colectivo de memoria y creación.
En un territorio atravesado por los significados del río, esta primera Feria del Libro deja una premisa clara: la palabra también puede ser actual, cauce y futuro.











