Por: Alicia García de Francisco
Madrid, 14 de abril (ef) .- En un trágico giro de los acontecimientos, una amistad que parecía inquebrantable fue destruida por los celos entre dos titanes de la literatura: Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez. Ambos escritores formaron parte del célebre grupo conocido como el boom latinoamericano, un fenómeno literario de gran relevancia del cual Vargas Llosa se ha convertido en el último exponente vivo en la actualidad.
El catastrófico suceso tuvo lugar el 12 de febrero de 1976, en el prestigioso Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México. En este evento se proyectó el documental ‘Sobrevivientes de los Andes’, y ambos escritores asistieron junto a sus esposas. Sin embargo, lo que debería haber sido una reunión de celebración se transformó en un conflicto que marcaría el final de su relación.
La historia de su amistad se remonta a agosto de 1967, cuando se encontraron en el aeropuerto de Caracas. En aquel entonces, Vargas Llosa, apenas de 31 años, ya había ganado el reconocimiento de los críticos como un destacado autor, mientras que García Márquez, con 40 años, celebraba finalmente el éxito que le brindó su obra maestra, ‘Cien años de soledad’, publicada ese mismo año en Buenos Aires.
La complicidad y camaradería entre ellos floreció, especialmente durante su tiempo como vecinos en Barcelona, donde se unieron a otros escritores prominentes del boom, como Carlos Fuentes y José Donoso, bajo la gestión de la agente literaria Carmen Balcells. «Todos se relacionaban porque compartían la vida, pasaban tiempo con sus familias y desarrollaban proyectos en conjunto, a pesar de no compartir una estética común», indicó el periodista Xavi Ayén, autor de ‘Los Años de boom’, una exhaustiva investigación sobre este movimiento literario.
Los escritores hasta discutieron la posibilidad de abordar en sus obras la figura de dictadores de sus respectivos países y la creación de una novela conjunta acerca de la guerra entre Perú y Colombia. Sus habitaciones estaban separadas por escasos metros: García Márquez residía en el número 6 de la calle Caponata, mientras que Vargas Llosa se encontraba a menos de 50 metros, pagando 16.500 pesetas mensuales por su apartamento en el número 50 de la calle Leisure, en el cual también buscó un espacio más tranquilo para escribir.
Durante sus años en Barcelona, entre 1967 y 1975 para García Márquez, y entre 1970 y 1974 para Vargas Llosa, ambos autores produjeron obras significativas como ‘El otoño del patriarca’ y ‘Pantaleón y los visitantes’, que con el tiempo serían catalogadas como clásicos de la literatura. Sin embargo, a medida que el grupo de escritores se dispersó, comenzaron a surgir rivalidades alimentadas por la envidia del éxito de algunos de ellos y las controversias en torno a la Revolución Cubana.
Tras su etapa en Barcelona, la amistad de Vargas Llosa y García Márquez continuó en París. No obstante, ya habían comenzado a aparecer fricciones, en gran parte, debido a la intervención de la esposa de García Márquez, Mercedes Barcha, en los problemas matrimoniales que Vargas Llosa estaba enfrentando con su propia esposa, Patricia. Rodrigo Moya, un amigo cercano a García Márquez, recordó en un artículo publicado en 2007 la famosa pelea que culminó en un golpe. Junto a su relato, incluyó una fotografía del laureado colombiano mostrando un ojo morado debido a la agresión.
Esa imagen es la única evidencia gráfica del incidente y fue capturada por Moya, un fotógrafo de origen colombiano que posteó la foto el 14 de febrero de 1976, dos días después del altercado, ya que García Márquez deseaba tener un registro de la agresión. Al ser interrogado sobre lo sucedido, García Márquez se mostró evasivo y atribuyó el ataque a «diferencias» que ya se consideraban irreconciliables, argumentando que Vargas Llosa había «exacerbado» el ambiente a su alrededor.
Sin embargo, persisten diversas teorías sobre el origen del golpe, y ninguno de los protagonistas ha confirmado oficialmente los detalles del suceso. La versión que ha cobrado fuerza a lo largo de los años proviene del periodista español-peruano Francisco «Paco» IGartua, quien sugiere que el conflicto tuvo raíces en diferencias sentimentales entre Vargas Llosa y su esposa. Además, en su biografía sobre García Márquez, el británico Gerald Martin alude a una discusión entre los dos escritores, donde Vargas Llosa supuestamente le dijo a Gabo algo aludiendo a la relación con Patricia.
Por su parte, el autor peruano Jaime Bayly, en su libro ‘Los Genios’, relata una noche en 1975 en el Barcaccio Disco donde los celos y la tensión se apoderaron del ambiente entre los involucrados. Bayly sugiere que podría haber existido algún tipo de tensión o coqueteo entre la esposa de Vargas Llosa y García Márquez, aunque él mismo reconoce la falta de evidencia concreta sobre dichos rumores. A pesar de esto, enfatiza que no es factible atribuir la violencia a impulsos aleatorios.
Lo cierto es que este incidente de violencia se erigió como la barrera final entre dos de los más grandes literatos de la historia, y todos los intentos de reconciliación por parte de Carmen Balcells resultaron infructuosos. En una entrevista de 2017 durante un curso de verano dedicado a ‘Cien años de soledad’, Vargas Llosa respondió de manera tajante «no» a la pregunta de si había visto nuevamente a García Márquez desde el desafortunado golpe. Cerró el tema con una contundente declaración: «Entramos en terrenos peligrosos. Es hora de poner fin a esta conversación».