Magdalena Tsanis
Madrid, 30 oct (EFE).– Una nueva forma de narrar para un mundo nuevo, donde prevalezca el “sálvese quien pueda” y la ley del más fuerte, es lo que ha buscado la escritora colombiana Laura Restrepo en ‘Yo soy el puñal y yo soy la herida’ (Alfaguara), una fábula sobre la violencia y la muerte inspirada en el genocidio de Gaza.
Para Restrepo (Bogotá, 1950), Gaza ha supuesto «un brutal despertar de conciencias en todas partes», pero también «la apoteosis de la crisis de normatividad tal como la concibe Occidente», y le preocupa que el actual alto el fuego sea «más un tranquilizante de conciencias que un hecho real».
«Las normas generadas tras la Segunda Guerra Mundial para guiar la convivencia ya no existen; «Esa regulación se ha roto y estamos viviendo en un mundo sin Dios ni ley, de sálvese quien pueda», afirmó en una entrevista con Efe el escritor, periodista y activista político colombiano.
En noviembre de 2023, la autora de ‘Delirio’ (Premio Alfaguara 2004) viajó a Gaza junto a su hijo y la organización Médicos Sin Fronteras. Aunque no les permitieron la entrada, permaneció en Egipto entrevistando a familiares de los palestinos y colaborando con la embajada de Colombia para sacar a sus conciudadanos de la Franja y escribió varios artículos al respecto.
Pero llegó un momento en que necesitó recurrir a la literatura y en esa búsqueda de «digerir lo indigerible» encontró en la caricatura, la parodia y los símbolos las herramientas para contar la historia de Abyss, un dios cruel de cuyo capricho dependen la vida y la muerte, y Mercy Dagger, un verdugo metódico cuya obediencia se pone a prueba cuando se enamora de la nieta de su próxima víctima.
«Tenía la sensación de que se estaba quedando atrás la novela tradicional, demasiado marcada por la corrección política, por el pudor al tratar de la sangre, la muerte y las heridas», reflexiona Restrepo, que apela con su novela a la rebeldía y al poder sugestivo de las imágenes -incluye dibujos al inicio de cada capítulo- y los mitos populares.
Los ataques de Trump a supuestos barcos narco
Otro escenario actual de esta ruptura de normas que destaca el escritor es el Caribe y el Pacífico, con los repetidos ataques mortales del gobierno de Donald Trump a presuntas embarcaciones narco que Restrepo interpreta más como «un acto de intimidación» relacionado con sus intereses comerciales que con un verdadero propósito de acabar con el narcotráfico.
«Creo que el interés está centrado en el petróleo venezolano y la guerra contra las drogas se utiliza para ese fin; El asedio militar al Caribe tuvo más que ver con impedir que los barcos chinos transportaran petróleo desde Venezuela”, afirma.
El autor denuncia que será condenado a muerte sin juicio y sin pruebas. «Si las embarcaciones llevaban droga o no, nunca lo sabremos, no hay pruebas, pero sí hay una pena de muerte ‘a priori’, no se considera necesario llevar a la gente ante la justicia».
Restrepo, que en los años 80 y 90 fue mediador en el conflicto armado colombiano y tuvo que exiliarse por ello, cree que el Gobierno de Gustavo Petro ha realizado un trabajo «digno» en la lucha contra el narcotráfico, teniendo en cuenta su complejidad.
«Se ha hecho lo que se puede, pero no con los métodos brutales que exige Estados Unidos», afirma, en referencia a las políticas de sustitución de cultivos en un país «pobre», donde la gente «se está muriendo de hambre» y buena parte de la población sobrevive gracias a la coca.
«El Premio Nobel de la Paz ya no tiene ningún valor»
Respecto a la concesión del Nobel de la Paz a la opositora venezolana María Corina Machado, Restrepo considera que otorgarlo a una persona «abiertamente golpista» y que pide la intervención de Estados Unidos en Venezuela, violando el principio de soberanía, sólo confirma el «descrédito» de esa condecoración.
«Es como decirle a Trump: no te damos el premio Nobel a ti porque eso sería, bueno, un descrédito absoluto, pero se lo damos a tu aliado en América Latina», dice el autor, que recuerda otras decisiones Nobel controvertidas en los últimos años.
Se refiere al expresidente colombiano Juan Manuel Santos, que tiene a sus espaldas, como ministro de Defensa, el escándalo de los «falsos positivos», más de 600 ejecuciones de civiles que fueron presentados como falsos guerrilleros muertos en combates con el Ejército entre 2002 y 2008.
O Barack Obama, que «no hizo más que gestionar guerras y drones».
“El Nobel de la Paz ya no tiene ningún valor, pero lo de Corina es como llevarlo al nivel de payaso, es tan grotesco que me imagino que el próximo que gane el Nobel se esconderá debajo de la cama”. EFE











