Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres: un llamado global a invertir en prevención – Colombia informa

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Cada año, el 13 de octubre, se recuerda al mundo que los desastres no son inevitables. Declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, este día tiene como objetivo promover una cultura global de prevención, preparación y resiliencia ante los fenómenos naturales. En 2025, el lema elegido – “Financiar la resiliencia, no los desastres” – se centra en la urgente necesidad de invertir en soluciones que protejan vidas y reduzcan las pérdidas.

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El año pasado, casi 46 millones de personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares a causa de desastres naturales. Esta cifra, la más alta jamás registrada, muestra que el impacto de estos eventos depende no sólo de la naturaleza, sino también de cómo construimos, planificamos y respondemos. Las crisis pueden evitarse o al menos minimizarse si se toman las medidas adecuadas.

La resiliencia como una inversión inteligente

Invertir en resiliencia no sólo salva vidas, sino que también reduce costos. Cada dólar gastado en prevención ahorra cuatro dólares en pérdidas futuras. Las alertas tempranas, las redes de seguridad y las reubicaciones planificadas permiten a las comunidades recuperarse más rápido y con menos daños. Además, la movilidad segura y digna fortalece la capacidad de adaptación, reduce la presión sobre las zonas vulnerables y evita las amenazas antes de que ocurran.

Es necesario un cambio de enfoque

Desde 2009, esta fecha dejó de llamarse “Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales” y adoptó su nombre actual. El cambio es una respuesta a una idea clave: los desastres no son naturales. Son el resultado de decisiones humanas, negligencia en la planificación y falta de políticas que protejan a las personas y al medio ambiente.

Preparación significa protección

Seguirán produciéndose terremotos, huracanes, incendios forestales, inundaciones y sequías. Pero su impacto dependerá de cuánto nos preparemos. Las ciudades, los pueblos y las personas deben estar preparados para afrontar estos desafíos. La educación, la colaboración y la planificación son herramientas poderosas para reducir el riesgo y proteger vidas.

El 13 de octubre, el llamado es claro: no esperemos a que ocurra un desastre. Una inversión en resiliencia es una inversión en el futuro.

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