Recientemente, se ha emitido un informe técnico elaborado por Fedesarrollo que ha generado una gran preocupación en diversos sectores económicos del país. El documento señala la posibilidad de un aumento dramático de hasta un 45.8% en las tarifas de gas natural hacia el año 2026, lo que tendrá un impacto directo en principales ciudades como Bogotá, Barranquilla, Medellín, Cali y Bucaramanga. Esta situación se agravaría si Colombia se ve obligada a satisfacer la mitad de su demanda mediante importaciones.
Este informe, titulado «Gas natural: análisis de los efectos arancelarios de la caída de la producción doméstica», plantea un escenario alarmante para el sector energético, así como para la industria y los hogares. La disminución en la producción de gas local, combinada con la falta de nuevas exploraciones, sugiere una creciente dependencia de gas importado, cuyo costo es considerablemente más alto debido a los complejos procesos de licuefacción, transporte y diversas regulaciones que deben cumplirse.
Peso de importación: más caros y efectos de cadena
De acuerdo con la investigación realizada por Fedesarrollo, la caída en la oferta nacional de gas se ha acelerado en los últimos años. Para el año 2026, se estima que al menos el 50% del gas consumido por el país deberá ser importado, principalmente desde el mar a través de plantas de regasificación ubicadas en la región del Caribe.
El gas importado tiene un precio mucho más alto que el gas local. Debe condensarse, transportarse en barcos especializados y luego regasificarse para su uso. Todo esto hace que el producto final sea más caro y, por ende, se reflejará directamente en las tarifas que deben pagar los usuarios residenciales, comerciales e industriales.
César UparellaGerente de Diopi
Guildas preocupadas: un golpe para la industria, los hogares y el crecimiento económico
Producción de gas nacional. Foto:Ballenas Field, Ecopetrol.
Las organizaciones que representan a las pequeñas y medianas empresas del país han manifestado su profunda preocupación por las implicaciones que tendría este posible aumento en las tarifas. En el caso de las compañías productoras, el gas no es solo un insumo energético fundamental, sino que también actúa como un factor determinante en sus costos operativos. «El aumento en el costo del gas impactará la competitividad de la industria y podría llevar al cierre de empresas, pérdida de empleos y un freno considerable en el proceso de reactivación económica», advirtió Uparella.
Además, se ha señalado que la decisión reciente del gobierno nacional de detener la exploración y explotación de nuevos hidrocarburos y yacimientos de gas agrava esta situación. Esta política ha sido cuestionada por numerosos gremios de expertos en temas técnicos y económicos.
«Colombia tiene gas. Existen reservas en Casanare, así como en las regiones de Sucre y Córdoba, y en el mar frente a la costa caribeña, cerca de Barranquilla. Sin embargo, si no se permite la exploración y desarrollo en estas áreas, nos veremos obligados a importar gas a precios significativamente más altos. Esta es una decisión política que repercute en la seguridad energética del país,» afirmó.
El costo de la inactividad
Imagen de referencia. Foto:Istock.
El informe de Fedesarrollo subraya la urgente necesidad de reactivar la exploración y aumentar la producción de gas nacional. En caso contrario, se estima que las tarifas podrían aumentar entre un 30% y 45.8% en los próximos dos años, lo que afectaría profundamente a la clase media y baja del país y tendría un impacto significativo sobre la inflación.
Además, se advierte que la actual infraestructura de importación no será suficiente si la dependencia del gas extranjero se duplica, lo que podría resultar en cuellos de botella y falta de capacidad para adaptarse a las fluctuaciones del mercado internacional.
Urgente reparación de la política energética
Gremios como ACOPI, Andi y expertos en el sector energético y minero han solicitado al gobierno que reconsidere la decisión de detener los contratos para la búsqueda y reabra la posibilidad de explorar nuevas fuentes de producción interna.
«La seguridad energética no puede depender de importaciones costosas. Necesitamos un equilibrio que nos permita avanzar en la transición energética, pero sin abandonar el gas natural que existe en el país, especialmente cuando aún no tenemos una alternativa segura y estable
El gerente también resaltó que el gas es esencial para sectores estratégicos como la agricultura, la producción de electricidad, el transporte y la fabricación de fertilizantes. Por esta razón, se reiteró la necesidad de adoptar un enfoque técnico y no ideológico en las decisiones energéticas que tome la nación.
Un debate urgente y necesario
En este contexto de creciente preocupación por una posible crisis arancelaria, Fedesarrollo y los sindicatos han hecho un llamado urgente para abrir un debate nacional sobre el futuro energético del país. Este diálogo debe abarcar no solo una revisión de la política actual de búsqueda y operación, sino también establecer una hoja de ruta clara para asegurar un suministro de gas natural que sea sostenible y competitivo.
«El país no puede llegar a 2026 sin una solución estructural. El riesgo no radica únicamente en un aumento en las tarifas. Hay una crisis energética que amenaza la existencia de millones de colombianos y el funcionamiento de cientos de empresas,» concluyó Uparella.