Bogotá, 30 de abril (Efe).– El destacado escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez, quien ha ganado reconocimiento internacional por sus contribuciones a la literatura, afirmó el martes que la imaginación es el elemento primordial que constituye la esencia de la novela. Esto lo expresó durante una enriquecedora conversación con el escritor español Javier Cercas, quien, por su parte, compartió la idea de que la literatura es un arte que entrelaza la ficción y la realidad con el fin de explorar algo que se considera «superior».
En sus declaraciones, Vásquez sostuvo que «el instrumento principal de la novela es la imaginación (…) que también abarca la capacidad de asumir distintos puntos de vista, invadiendo así la conciencia del otro». Este análisis fue parte de la charla titulada ‘Los usos de la ficción’, celebrada en la prestigiada Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo) y moderada por el crítico literario español Jordi Gracia, quien contribuyó con su expertise a la profundidad del diálogo.
Según Vásquez, autor de ácidas y cautivadoras obras como ‘El ruido de las cosas al caer’ y ‘La forma de las ruinas’, la ficción en la literatura no se limita simplemente a la invención de historias, sino que debe ser entendida como un lenguaje que permite dar forma a experiencias, memorias y realidades que ya no están presentes en el tiempo actual. Enfatizó que la narrativa tiene un poder extraordinario para evocar lo ausente y para invitar a los lectores a explorar dimensiones más profundas de la comprensión humana.
Un ejemplo que compartió el autor para ilustrar su punto fue el de su reciente obra ‘Los nombres de Feliza’, publicada el año anterior, donde relata la vida del escultor colombiano Feliza Bursztyn (1933-1982). En este caso, «la voz narrativa alcanza el punto de vista de un personaje que ya ha fallecido», lo que abre un mundo de posibilidades para que los lectores se sumerjan en la comprensión compleja de la vida de esta mujer y de su arte. Vásquez afirmó que «esta novela invita a los lectores a imaginar al otro, a organizar el acto de comprender a esta mujer», y en este proceso, se invita a una reflexión más profunda y matizada sobre la vida y la muerte.
Asimismo, Vásquez subrayó que su escritura «no está diseñada para reiterar lo que ya se conoce, sino que se plantea el desafío de averiguarlo», lo que resalta su compromiso como escritor en la búsqueda de verdades ocultas y perspectivas poco exploradas.
La «novela sin ficción» de Cercas
Por su parte, Javier Cercas, quien es conocido por su habilidad para entrelazar realidad y narrativa, compartió su propia evolución como escritor. Antes de publicar ‘Soldados de Salamina’ en 2001, se consideraba a sí mismo «un escritor posmoderno ortodoxo», pero luego hizo un descubrimiento significativo que denominó «novela sin ficción». Esta forma de escritura ha enmarcado sus últimos trabajos y ha sido fundamental en su desarrollo creativo.
«El descubrimiento de esta novela sin ficción lo realicé con ‘Anatomía de un instante’ (2009),» explicó Cercas. Reveló que, a pesar de su deseo de escribir una novela convencional, se dio cuenta de que las circunstancias lo llevaron en una dirección diferente. «Quería escribir una novela convencional, pero llegué a la conclusión de que no podía hacerlo», confesó, lo que refleja su lucha interna y su deseo de innovar.
Cuando se refiere a «novela sin ficción», Cercas describe un tipo de narrativa protagonizada por personajes reales y verificables que han existido, sirviendo de telón de fondo para contar hechos históricamente comprobables. Sin embargo, este autor también emplea los elementos de la ficción «para ir más allá y profundizar en la experiencia».
En su reflexión, Cercas destacó que «la ficción siempre es parte de la realidad», considerándola el » combustible» de la literatura. Para él, la esencia de combinar ficción y realidad radica en la búsqueda de una realidad superior a aquella que se puede encontrar en la historia convencional. Se refirió a la existencia de «una verdad poética, una verdad de la literatura y una verdad de la historia», sugiriendo que cada una tiene su propia validez. La verdad literaria es, según Cercas, «una verdad moral huidiza, a veces contradictoria, y que trasciende lo meramente factual». De esta manera, la ficción no se percibe simplemente como un engaño, sino como una herramienta que ilumina aspectos esenciales de la condición humana.