Día del lenguaje: un tributo vibrante a la fuerza de los términos

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Pocket
WhatsApp

Madrid, 23 de abril de 2025. Cada año, el 23 de abril, celebramos en los diversos rincones hispanohablantes del mundo el Día del Idioma. Esta especial fecha nos brinda la oportunidad de detenernos, aunque solo sea por un breve momento, para reflexionar sobre la riqueza, la fuerza y la historia que alberga el idioma español. Este idioma, que sirve como un hilo invisible que conecta a más de 500 millones de personas en todo el mundo, encapsula siglos de pensamiento, creatividad y memoria colectiva dentro de su vasto léxico.

¿Por qué se celebra el 23 de abril?

La elección de esta fecha no es fortuita. En el 23 de abril de 1616, fallecieron dos titanes de la literatura universal: Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare. A pesar de que, debido a las diferencias entre los calendarios juliano y gregoriano, realmente murieron con varios días de diferencia, el símbolo de su partida es lo que permanece intacto en la memoria colectiva. La muerte de Cervantes, reconocido como el autor de Don Quijote De la Mancha, marca un antes y un después en la historia del idioma español, hasta el punto que la Real Academia Española lo honra como «la mejor figura de la literatura en lengua castellana».

En conmemoración de este legado, desde 1938, gracias a un decreto del presidente mexicano Lázaro Cárdenas, se ha establecido el 23 de abril como una festividad en varios países latinoamericanos, promoviendo un reconocimiento al idioma y a quienes lo cultivan. Más adelante, la UNESCO también adoptó esta fecha como el Día del Libro Mundial y los Derechos de Autor, ampliando así su significado.

Lenguaje como patria

Más que simplemente una efeméride, el Día del Idioma invita a todos a reconocernos en las palabras que elegimos utilizar. Cada idioma ofrece una manera única de interpretar y comprender el mundo. El español, que cuenta con más de 90,000 palabras reconocidas por la Real Academia y variaciones regionales casi infinitas, representa un universo que está en constante expansión. Desde las líricas de los poemas de Neruda, pasando por los boleros de Cuba, hasta las narrativas en las novelas de García Márquez, el idioma ha sido una plataforma fértil para expresar alegría, sufrimiento, protestas y amor.

Anécdotas del diccionario

El aclamado Gabriel García Márquez, en su infancia, valoraba enormemente un diccionario que le regaló su abuelo. Afirmó que era el único libro que no solo poseía todo el conocimiento, sino que nunca era erróneo. De hecho, llegó a prologar una obra titulada Clave, un diccionario pensado para América Latina. Su hogar estaba repleto de estos volúmenes. Para él, las palabras eran tanto juguetes como herramientas y oráculos, todo a la vez.

Otra historia conmovedora es la de Ingrid Betancourt, quien, mientras sufría cautiverio a manos de las FARC, expresó su deseo de tener solo una cosa además de su libertad: un diccionario. Le entregaron un ejemplar rojo, un Larousse, y ha compartido cómo ese objeto se convirtió en su salvación mental y emocional. Leer en medio de la selva le permitió recordar que existía un mundo más allá del miedo que la rodeaba.

Español hoy: un idioma vivo

El idioma no es un artefacto inmóvil; es un organismo viviente que evoluciona, se adapta, se mezcla y se renueva constantemente. Las formas emergentes de “Espanglish”, las jergas digitales, las nuevas maneras de expresarse sobre cuestiones de género, y las palabras que surgen en las plataformas sociales son unos ejemplos de esta dinámica contemporánea. La Real Academia Española, para mantenerse alineada con los tiempos, ha incluído en su léxico términos como «Influencer», «Cringe» y «Guasap» (una adaptación al español de Whatsapp), demostrando así que el lenguaje es un ente en continuo desarrollo, no una entidad estática.

Un acto de resistencia y memoria

Hablar con corrección, leer con profundidad, escribir con claridad y emotividad, no son actos menores. En un contexto donde prevalecen el ruido y la rapidez, tomarse el tiempo para expresar con precisión lo que sentimos y entendemos es una forma de resistencia. Cuidar el idioma significa también cuidar nuestra forma de pensamiento y proteger nuestra identidad de la indiferencia y la superficialidad que a menudo nos rodean.

Hoy, en un mundo donde el lenguaje parece estar empobrecido, ya sea por la pereza, la desinformación o el desprecio, el día del idioma se erige como un recordatorio vital de que las palabras no solo sirven para comunicarse: también tienen la capacidad de sanar, de inspirar y de transformar.

Celebremos el idioma

Este 23 de abril, seamos parte de esta celebración del idioma. Leamos un poema, consultemos un diccionario, hablemos sin prisas o simplemente recordemos una palabra que ha tenido un impacto significativo en nuestras vidas. Celebremos que pertenecemos a una comunidad que, a través del español, ha dado vida a novelas eternas, canciones imborrables y sueños compartidos.

Porque en el idioma reside la esencia de la vida. Y esa vida, cuando se nombra con amor, siempre florece.

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
Pocket
WhatsApp